COLOMBIA
EL RIO MAGDALENA EN
EL SIGLO XIX
Veamos
un testimonio de lo que era viajar desde la costa hacia Bogotá, antes de la
llegada de los barcos movidos por vapor:
“Para
llegar desde barranquilla al interior del país y especialmente a Bogotá su
capital, es menester confiarse de buena o mala gana al río Magdalena, pues no
hay ni ferrocarril ni otro medio de comunicación terrestre. Tan sólo a la mitad de la distancia, cerca de
Puerto Nacional, se podría abandonar el río para continuar el viaje a lomo de
mula, pero exponiéndose a la necesidad de usar caminos en tal mal estado, aun
antes de comenzar la navegación a vapor, todo viajero prefiere el río. Al efecto se usan los champanes,
embarcaciones parecidas hasta cierto punto a las del río Elba en Alemania. Estos
champanes son lanchas de poco calado. De
10 a 15 metros de eslora y de 2 a 3 metros de manga, cubiertas en su mitad por
un techo formado de palos y hojas de palmera y abiertas en sus partes delantera
y trasera. Ocho a doce bogas, negros o
zambos medio desnudos, mueven el champan, remando o empujando a garfio, según las circunstancias, pues el poco calado
no permite navegar a vela. A tales
embarcaciones con escasa posibilidad de moverse y limitado a la compañía de esa
gente tan ruda y difícil de tratar, el viajero quedaba confinado con frecuencia
hasta dos meses, para llegar a Honda, final de su viaje. Todas las descripciones antiguas del viaje,
por lo tanto, están llenas de lamentaciones alrededor de este modo de viajar, de
los sufrimientos por el calor, de la pésima alimentación, de la falta de toda
comodidad, de los conflictos interminables con los bogas, siempre quejosos de
las largar horas de su jornada y que a veces abandonaban abruptamente toda
actividad para participar en la fiesta de algún pueblo ribereño”.
Alfred Hettner. Viajes por los Andes colombianos. 1882-1884
EL RÍO MAGDALENA HOY
En
la actualidad el río Magdalena sigue siendo una vía de comunicación fundamental
para el país. La única diferencia es que
por sus aguas ya nos e desplazan viajeros, sino muchas mercancías y productos
que van camino a la costa. Los derivados
del petróleo, el cemento, el arroz, el plátano y hasta el ganado viajan por sus
aguas. En el pasado era cotidiano que
los viajeros que navegaban por el Magdalena se asustaran de ver la cantidad de
caimanes, que descansaban en las playas del río. Igualmente se maravillaban de la variedad de
aguas y peces que encontraban a su paso.
En la actualidad esta circunstancia ha cambiado. Hoy en día no se encuentran caimanes, y la
pesca se ha reducido mucho a causa de la contaminación de sus aguas, pues el
Magdalena recibe el caudal de ríos contaminados, como el Bogotá y el Gualí, por
ejemplo. Otro elemento que ha alterado
el paisaje a lo largo del río Magdalena ha sido el empleo de medios de
transporte más rápidos y eficaces. El viaje
de la costa caribe a la ciudad de Bogotá, que en el siglo XIX podía tardar
entre veinte días y dos meses, ahora es posible realizarlo en una hora por
avión, o en algo mas de doce horas por carretera.
Bibliografía:
RUEDA,
Wilson Paul, ORTIZ JIMENEZ, José Guillermo y Otros. Nuevas Ciencias Sociales 8º
(Educación Básica Secundaria), Primera
Edición, Editorial Santillana., Bogotá-Colombia, 2007, páginas: 134 a 135.
Actividades:
1.
Con
base en la información del texto y otros documentos que Ud., consulte, realice
un comentario sobre el siguiente interrogante: ¿Cuáles eran los principales
obstáculos que tenían los viajeros y viajeras al remontar el río?
2.
Según
los textos: ¿cuáles son las principales diferencias en el uso del río Magdalena
en el siglo XIX y en la actualidad?
4.
Fecha
límite para la publicación de sus comentarios y el envío de sus correos: 14 de Septiembre/2012.